Este verano, el Instituto Congar tuvo la oportunidad de colaborar con las Hijas de la Caridad Canossian en Albuquerque, N.M. para facilitar un taller sobre la vida intercultural. El objetivo de las hermanas era profundizar su propia comprensión de la cultura y las diferencias culturales para obtener nuevas perspectivas, conocimientos y herramientas para forjar la interculturalidad como una forma de vida entre ellas y para las personas a las que sirven.
Las hermanas Conossian son una comunidad internacional. Las hermanas que participaron en el taller de una semana de duración titulado “Interculturalidad: Una Forma de Vida” representaron ocho países diferentes con su propia cultura e idioma. A lo largo de la semana, las hermanas compartieron y celebraron la rica diversidad cultural entre ellas. Profundizaron en las teorías multidisciplinarias de la cultura y la fe para obtener una mejor comprensión de las dinámicas culturales que se desarrollan dentro de su comunidad multicultural. Las hermanas Conossian terminaron el taller con un renovado sentido de caridad entre ellas a medida que aprendían sobre sus preferencias culturales y las de las demás. Identificaron para sí mismos y para la comunidad un camino a seguir para convertirse en una comunidad intercultural que valora la diversidad cultural dentro de su comunidad y en sus ministerios.
Hoy la Iglesia llama a todos los líderes pastorales, ordenados, religiosos y laicos a construir competencias interculturales para la misión de evangelización. De hecho, los misiólogos y teólogos creen que la supervivencia futura de las comunidades religiosas internacionales depende del proceso continuo de volverse intercultural. Una comunidad religiosa ya no puede esperar que los recién llegados sean asimilados, sino que a través de la práctica de la vida intercultural, cada miembro tiene la oportunidad de integrarse plenamente en la comunidad y en el proceso de integración la comunidad se transforma.