Hace poco leí un relato ficticio de la vida de Jesús en el que alguien le decía: "¿Por qué usaste imágenes de ovejas con Pedro? 'Si me amas, Pedro, alimenta a mis corderos; alimenta a mis ovejas.'? Después de todo, Pedro era un pescador. ¡No sabía nada sobre cuidar ovejas!" ¡Quizás esto es demasiado literal, sin embargo me parece que hay una gran sabiduría aquí! Si somos comisionados como discípulos para atender aquello de lo cual no tenemos conocimiento, ¡es probable que fracasemos o al menos hagamos un trabajo mediocre! Medité en esto el "Domingo del Buen Pastor". ¡Yo no tengo ninguna experiencia personal con ovejas!
El domingo pasado fue el Día de las Madres. Recordé a mi mamá y la esperanza con la que ella llenó mi vida. No importa lo que estuviera pasando, ella nos aseguró que todo saldría bien. Tal vez ese era su manera de ser Pastor-Mamá. ¿Resultó todo bien desde nuestra perspectiva como niños? A veces sí. A veces no. Sin embargo, sus afirmaciones siempre fueron esperanzadoras. ¿De dónde vino esa actitud? Solo ahora, desde la perspectiva de mis propios años como adulto, me doy cuenta de que fue en Dios que mamá vivió, se movió y tuvo su ser. Ella también siempre vivió con un sentido de vida más allá de la muerte, como el último lugar donde no habría más lágrimas y ni peleas.
El presidente judío Zelensky, que es como un pastor constantemente enfrentando a los lobos, dijo el Sábado Santo ortodoxo: "En este día la muerte triunfa y Dios supuestamente se ha ido. Pero habrá una resurrección. La vida vencerá a la muerte. La verdad vencerá a las mentiras." Debe haber un manantial en el fondo que dé tanta esperanza al líder de Ucrania, país devastado por la guerra.
San Pedro nos dice, "Estén siempre dispuestos a dar una explicación a cualquiera que les pida una razón para su esperanza." (1 Pedro 3:15 ) Ojalá le hubiera preguntado a mamá la razón de su esperanza.
¿Qué respuesta daría por la esperanza que hay dentro de mí?
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