Reflection Sixteenth Sunday in Ordinary Time Cycle A
Ayer escuchamos parábolas en la lectura del Evangelio (Mt 13, 24-43: Cizaña en el campo... Semilla de mostaza... Levadura. ¿Por qué Cristo escogería objetos tan simples para describir el Reino de Dios? Dios escoge trabajar a través de cosas pequeñas, cosas simples y dejarlas crecer. Él sonríe como las semillas de fe sembradas en nosotros, y todos Sus hijos, crecen y florecen.
La belleza y el don de la fe es una virtud que se arraiga en nosotros. Puede que no la comprendamos a veces, pero Dios está con nosotros en el proceso. Él nos nutre para que nuestras raíces crezcan profundas y seguras; y nuestro tronco y ramas se extiendan y fortalezcan. A veces somos sacudidos hasta la médula por las cosas que suceden, pero nos componemos, nos recogemos confiando en nuestro fundamento de fe y nos mantenemos firmes. También hay momentos en que necesitamos podar para que podamos volver a florecer y ser el regalo que Él desea y nos llama a ser.
La fe es un movimiento externo desde dentro de nosotros que se extiende; creciendo y dando fruto para otros.
En los momentos de lucha, tomemos tiempo para ver las oportunidades que Dios nos está ofreciendo para que Su amor salga de dentro de nosotros hacia Su Pueblo Santo. Él nos llama a cuidar al más pequeño de nuestros hermanos y hermanas...
Dios misericordioso,
En mi humanidad, vengo a Ti con fe tan pequeña como un grano de mostaza, Creo que contigo, nada es imposible.
Guíame en mi camino de fe y planta Tu Palabra en mi corazón. Ayúdame a recordar que Tú tienes el control; enséñame mientras busco Tus planes para mí.
Dirígeme en todas mis decisiones y dame la fuerza para superar los desafíos que se me presentan.