Reflexión Decimonoveno Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A - 13 de agosto de 2023
Estoy seguro de que todos hemos escuchado la historia del Evangelio de Mateo del fin de semana pasado, cuando Jesús camina sobre el agua e invita a Pedro a salir de la barca para unirse a él. ¿Qué tiene que ver eso con nosotros hoy? ¿Qué podemos aprender de Pedro caminando sobre las aguas? Algunas reflexiones...
La paz no se encuentra en la ausencia de la tormenta, sino en la presencia de Jesús. Cuando Jesús le dijo a Pedro que se uniera a Él saliendo de la barca, no calmó la tormenta y las aguas embravecidas para Pedro. Pedro lo hizo bien al principio. La falta de fe de Pedro ocurrió cuando apartó sus ojos de Jesús, concentrándose en la tormenta. Tal vez Pedro pensó que podía perseverar por sí mismo. A menudo pensamos que la paz es cuando las aguas de nuestras vidas están en calma. Jesús nunca nos prometió una navegación tranquila, sino que prometió estar con nosotros en el viaje a través de mares tranquilos y tempestuosos. En medio de las tormentas, podemos tener paz cuando mantenemos nuestros ojos en Jesús. Puede que tengamos miedo, pero Jesús calma las tormentas más temibles, a menudo las furiosas que hay dentro de nosotros.
La fe nos llama a veces a salir de la barca. Muchos estaremos de acuerdo en que nos gusta la comodidad, la seguridad, la calma; esto no es malo. Somos humanos. A veces Jesús nos pide que confiemos en Él, que salgamos de la barca. Cuando demos ese paso podemos tener miedo, pero Jesús está ahí con nosotros y para nosotros como prometió. Ya no soy yo quien vive, sino Cristo en mí. Cuantos más pasos de fe demos, más cómodos nos sentiremos. ¿A qué saltos de fe me estoy resistiendo? ¿A qué excusas me aferro? ¿Es hora de salir de mi zona de confort para ser el rostro de Dios para los demás?
Pedro aprendió una valiosa lección aquel día, de la que nosotros podríamos aprender. Cuando quitamos los ojos de Jesús, las tormentas de la vida nos vencerán rápidamente como las olas. La vida está llena de tormentas de muchos tipos. Con Jesús no sólo podemos resistir, podemos caminar sobre las aguas por encima de la tormenta.