Si nos permitimos un poco de auto observación, estaríamos de acuerdo que somos dadas a defender nuestros juicios y opiniones como a nuestra propia vida. Y es que lo sentimos así. Los pensamientos en forma de juicios, opiniones o creencias son para nosotros como un brazo o un pie. No queremos perderlo por nada del mundo. El emperador Marco Aurelio dijo “Serás feliz cuando dejes de opinar”. Suena rarísima esta frase en estos tiempos en que damos al pensamiento un gran valor. Pero como en realidad lo que nos importa es sentirnos seguros y fuertes en una postura, nos es muy difícil soltarlas. Esto es especialmente cierto y se remarca cuando nos consideramos expertos/as en algo. Así que sólo puedo imaginar cómo se debió sentir Pedro cuando un carpintero forastero se le acerca, un pescador experto, y le dice que vaya a echar las redes a aguas más profundas.
“Cuestionar nuestras creencias más arraigadas requiere mucho coraje, porque implica aceptar que hemos podido estar equivocados/as toda la vida.” (Enrique Martínez Lozano)
Todas nuestras opiniones, pensamientos, creencias y juicios se basan en experiencias del pasado. Cuando nos aferramos a ellas no podemos ver lo que está presente, automáticamente "descargamos" el pasado que nos ciega a la realidad que tenemos delante. Dejamos de escuchar, de ver, de observar. Alfa, Beta, Delta, Omicron... Al igual que un carpintero vino a Pedro y le hizo suspender su experiencia y sus opiniones sobre la pesca, Covid vino y nos hizo cuestionar la forma en que realizamos la mayoría de nuestras actividades diarias. Nos ha dado la oportunidad de observarnos a nosotros mismos y tener el valor de cuestionar nuestras creencias más arraigadas. Quizá sea el momento de dar gracias y alabar a Dios por la oportunidad que nos brinda Corona de echar nuestra mirada a lo profundo. Qué tal si hoy, o en cualquier momento de esta semana, me doy un momento para sentarme en silencio y concentrarme en observar mi respiración; no la cambio, sólo tomo conciencia de ella. Atiendo sin forzar el SENTIMIENTO que acompaña el surgimiento de pensamientos/juicios/opiniones mientras me siento en silencio. ¿Qué creencias me impiden soltar mi forma de "pescar" y aprender a "pescar" de otra manera, para el Reino de Dios?
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