En las Bodas de Caná, Jesús manifiesta su identidad de Hijo de Dios, que trae luz, en medio de los acontecimientos cotidianos de la vida. En 2002, San Juan Pablo II instituyó la adición de los Misterios Luminosos, los Misterios de la Luz, a los misterios del Rosario. Las Bodas de Caná es uno de estos misterios. Se llaman "misterios de luz" porque nos iluminan sobre quién es Jesucristo. Es una figura ligera y Él trae la luz al mundo. Jesús entiende su ministerio, más aún, toda su persona y su vida, como una misión de luz.
Continuamos viviendo las incertidumbres y los desafíos de la pandemia al comenzar este nuevo año 2022. Los expertos de la salud afirman que la combinación actual de estrés, distanciamiento social e inseguridad económica inducida por la pandemia se suma para crear desafíos de salud que contribuyen a la fatiga pandémica. Algunos de nosotros podemos preguntarnos cuándo y dónde terminará este tiempo de "oscuridad". El discípulo de Jesús debe ser una persona luminosa que lleva la luz, una luz no propia, sino don de Dios, ¡don de Jesús!
La luz se activa por las necesidades de aquellos que Jesús encuentra en el camino. No se pregunta qué pruebas y tribulaciones se encontrarán en el camino, sino que se enfoca en el hecho de que Dios, Su Padre, lo acompañará. Que estemos atentos a las situaciones de oscuridad que nos rodean donde nosotros, como María con la joven pareja de Caná, podamos ser valientes para ofrecer la luz de Cristo en estos tiempos de Covid. Santa Leonia Aviat, lo resume bien: Nuestro “tiempo presente” contiene la luz que tú y yo debemos seguir y la ayuda necesaria para cada circunstancia”.
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