Aunque la esperanza puede ser tan esquiva, es tan necesaria como el aire que respiramos. Tengo el privilegio de ser una guía espiritual para algunas personas asombrosas en la manera que han vivido por los eventos aflictivos. Me digo a mí misma: "Si me enfrentara a algo similar, creo que me daría por vencida." ¿Cómo pueden seguir adelante? ¿De dónde viene su resiliencia?
También oigo a algunos decir: "Simplemente no puedo comprender el Espíritu Santo. Es demasiado difícil de comprender." Sin embargo, yo misma pienso: "No podríamos seguir sin el Espíritu Santo en cada respiro que tomemos." ¿Que no es no es el Espíritu Creador quien nos regala cada respiración, cada latido del corazón, cada pensamiento?
¿Hay alguna conexión aquí? La esperanza puede ser otro nombre para el Espíritu Santo. La esperanza puede no ser alguna cosa. Puede que ni siquiera sea una virtud. La esperanza puede ser el manantial del Espíritu de Dios que mora dentro de nosotros y de toda la creación.
Cuando algo y Alguien es tan profundo y ese núcleo de nuestra realidad, es por su naturaleza difícil de alcanzar y comprender. En Dios, vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser... a menudo sin siquiera darnos cuenta. En la esperanza nos mantenemos en pie, aunque no siempre reconocemos la Fuente de nuestra habilidad de levantarnos a enfrentar cada nuevo día.
Cuando escuchamos: "La esperanza brota eterna", puede ser solo porque la esperanza es eterna.
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