Estamos en el segundo año del Avivamiento Eucarístico Nacional patrocinado por los obispos de los Estados Unidos. No hay nada destinado a unirnos como comunidad católica tan poderosamente como Cristo y la Eucaristía.
El Papa Francisco proclamó en la Jornada de la Juventud en Portugal que Jesús es para "¡Todos! ¡Todos! ¡Todos!" ¡Para todos! Invitó a miles de jóvenes reunidos con él a decir ¡Todos! ¡Todos! ¡Todos. Creo esto acerca de Jesús con todo mi ser. Me regocijo en tal misericordia y amor incondicional y universal.
"... en la iglesia", continuó el Papa Francisco, "hay espacio para todos, y cuando no lo hay, por favor trabaja para que haya... también para quien comete errores, para quien cae, para quien es difícil. Esa es la iglesia, la madre de todos, hay lugar para todos."
Anhelo el Día de la Eucaristía Eterna cuando todos sean invitados y bienvenidos, y los pecadores y los santos se sienten uno al lado del otro, ¡o tal vez sean las mismas personas! Mientras anhelo, escucho al Papa Francisco exhortándome a ayudar a lograrlo. Al recibir la Eucaristía, quiero "convertirme en lo que recibo", como aconsejaba San Agustín.
El Papa Francisco continuó con el desafío: "...nosotros también necesitamos un estallido de luz si queremos enfrentar la oscuridad de la noche, los desafíos de la vida, los miedos que nos atormentan y la tristeza que a menudo nos invade. Esa luz... tiene un nombre.... la luz es Jesús mismo."
Nosotros que estamos conectados con el Instituto Congar valoramos nuestro llamado a ser discípulos misioneros, a trabajar por el día de la inclusión de Todos en el Señor. Nuestro trabajo está ante nosotros...