Esta semana celebramos las fiestas de Todos los Santos y Todas las Almas. En la comunidad latina el tiempo previo al Día de los Muertos (All Souls Day) el 2 de noviembre, es un tiempo anticipado de celebración cuando todas las almas de nuestra familia y comunidad que ha fallecido son recordadas e invitadas a festejar con los vivos sabiendo que los lazos de la familia y la comunidad humana son trascendentes.
El Día de los Muertos se basa en la creencia popular y cultural de que los seres humanos experimentan tres muertes, la primera muerte es el fracaso del cuerpo. La segunda es el entierro del cuerpo. La tercera muerte es una "muerte definitiva" que ocurre cuando nadie se queda para recordarnos. Por lo tanto, nos reunimos alrededor de los altarcitos caseros y nichos (lugares sagrados) para recordar a nuestros seres queridos difuntos a través de oraciones, narración, danzas y comida. Estos rituales anuales ayudan a disminuir el dolor de la separación de aquellos que van antes que nosotros. Arraigados en nuestra fe, también profesamos nuestra creencia de que en Jesucristo la muerte no es el fin, sino simplemente un estado diferente de estar en la vida eterna.
Esta semana hagamos una pausa en silencio para recordar a los miembros de nuestra familia humana que perdieron sus vidas prematuramente. En tan poco tiempo hemos perdido cientos de miles de personas a causa de la pandemia de Covid, en desastres naturales, tiroteos masivos, en la actual guerra Ucrania/Rusia, y más recientemente en el ataque terrorista dirigido contra Israel, matando a miles de Israelíes y Palestinos. Aunque no podemos conocerlos personalmente, cada una de estas personas era pariente de alguien, amigo, compañero de trabajo. Tomemos nota de ellos como hermanos y hermanas cuyas vidas importan. ¡Que nunca sean olvidados! Señor, concédeles el descanso eterno, y que la luz perpetua brille sobre ellos. Que sus almas y todas las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.